16 de marzo de 2014

bellas artes.

hoy fue un domingo lindo. los domingos anteriores habían sido de carreras y supermercado pero este fue un domingo más tranquilo.


recuerdo los domingos cuando era pequeña. supongo que mi papá quería o tenía que ver a su familia y nos la pasábamos en casa de mi tía y aunque mi mamá no quería tanto pues es parte del trato, pero parte del trato era también ir a misa temprano y aunque ambas me aburrían un poco pues tenía seis años, no había  mucho por lo que protestar. después de ir a casa de mi tía había que ir a hacer la despensa, una hora y media de tedio horrible (nunca me ha gustado hacer la despensa) pero necesaria pues algo teníamos que comer. entonces a la larga, los domingos eran una cosa tediosa.


años después mis domingos sólo representaron un preludio al inicio de semana, el cual es feo por default. recuerdo una vez que tomé mucho un domingo y tuve que ir cruda al trabajo en lunes, lo cual fue divertido el domingo pero el lunes no tanto pues vomité en la oficina. la realidad es que nunca he trabajado formalmente en una oficina entonces no importa tanto. 


últimamente los domingos han sido de supervivencia. cosas escenciales y agotadoras que se requieren hacer. este domingo en particular fue más relajado, no me quejo pero lo registro porque creo que estas cosas son dignas de registrarse porque creo que todas las cosas cotidianas son dignas de registrarse: los atardeceres nublados, la despensa, la luz blanquecina de la mañana (en realidad sólo quería usar la palabra blanquecina en una oración y ni siquiera estoy segura de que lo anterior haya sido una oración), el transporte público, la gente que pasa, la luz.


primero no tuvimos agua así que no nos bañamos. traté de no estresarme al respecto. luego fuimos al supermercado porque ya no teníamos comida y pasamos por un parque y discutimos la posibilidad de ir a correr a ese parque los domingo. bueno, M correría y yo me sentaría en una banca a leer. luego hicimos compras y ahora confío totalmente en su habilidad economizadora y la dejé comprar todo lo que quería sin discutir. luego regresamos a dejar las cosas y nos dirijimos al centro donde comimos y paseamos. hablamos de cosas importantes como de nuestra situación actual y la manera en la que nos sentíamos. siempre he sabido que la relación más importante en mi vida es la que tengo con M y con A. luego de comer fuimos a pasear y no llegamos a ver los cortos que queríamos ver pero regresamos a la casa a tomar el vino que de chifladas compramos. no es que sea importante estar borracha y no lo estoy pero ayuda.


recuerdo a J en esta misma ciudad, en la azotea del hostal moneda cuando no había nadie, creo que es el momento más íntimo que he tenido con alguien cuándo he contado cómo me sentía y cosas así super cursis que sí me voy a ahorrar porque son mías nada más, y suyas. pero las luces en la noche y el zócalo y el bullicio (admito que ahora sólo quería usar la palabra bullicio en una oración). 


el otro día me regalaron un cuento en el metro y lo pegué en mi cuarto. no voy a especificar sobre lo anterior para no perder el misterio pero adorné mi pared y se siente menos sola y estoy pensando que tengo la costumbre de adornar mis paredes para sentirme menos sola, y aunque no me siento del todo sola (y no lo estoy) pues me siento más en casa cuando la alacena o las paredes están llenas. me siento lista para iniciar la semana y cosas así de pendejas pues aunque me gusta la cotidianidad también hay que dejar espacio para lo fantástico. 


lo magnífico es esto: la gente que no cabe, las conversaciones de ayer, el ruido y el hecho de extrañar.