7 de marzo de 2014

eugenia.


Nunca he odiado realmente a alguien. Tengo la teoría de que para poder hacerlo se requiere una cantidad suficiente de autoestima, de la cual yo carezco. Ignoro si esté en lo correcto, y de hecho no me importan todas esas mierdas psicológicas. Ay, cómo odio a los psicólogos, odio la persona sana que se obligan a ser, porque si no cómo podrían ser psicólogos, no? Falso: siguen siendo personas, siguen siendo detestables y horribles y malos y muerte y decadencia. 
 
 
No me gusta la gente por lo siguiente: Esta semana fui a una especie de entrenamiento laboral que de alguna manera u otra seguía convirtiéndose en un grupo de terapia en la que todos exponían sus problemas personales, lo cuál no me molesta pero tampoco me interesa, y no es que yo no tenga problemas personales, tengo unos cuántos, pero en este momento estoy muy concentrada en dejarme crecer el cabello. Tal vez me vale demasiado madres, tal vez voy muy despegada de la vida o muy anesteciada o ya muy llevada por la inercia o la chingada. Quiero decir, por ejemplo, en estos momentos no siento que esté tecleando pero sé que estoy tocando las teclas, las toco con mi mente y ellas se presionan. A saber: nada de lo que diga a continuación va a tener sentido, no tiene por qué tenerlo pues esto es solamente un ensayo, un intento de algo y una excusa para describir lo bello de esta tarde. Él sol se pone por un lado del departamento y por el otro lado sólo veo nubes muy cargadas, hace mucho viento y un fresco sospechoso, los carros hacen más ruido en la aveniday las luces se van encendiendo poco a poco y el letrero de dormimundo que está justo a lado de mi ventana se ilumina también. Comienza a llover pero de esa lluvia deamentiras y enciendo la luz de la alacena para que no ilumine todo el departamento y así es como completé cinco líneas.


Me siento feliz-triste. A estas alturas ya no sé cómo me siento porque ya agoté todas las posibilidades o se me están revolviendo las cosas adentro. Bueno, yo no creo que este lugar sea la realidad verdadera. Yo creo que estoy viviendo en un sueño y me siento como en dos lugares al mismo tiempo pero mi otro yo está dormido y sólo se comunica contigo por el teléfono. El trasnporte público es mi total consuelo. Hoy vi tres cosas muy bonitas:

1- Una muchacha hermosa en el camión, la vi primero de espaldas pues yo iba sentada detrás de ella pero podía ver su rostro por el espejo retrovisor del autobús. Unos ojos semiverdes muy bonitos y unas cejas rojizas y una expresión de puchero. Me la imaginé bajita pero para mi sorpresa, cuando se levantó pude darme cuenta que era muy alta y delgada.

2- Estaba esperando el metro y otra chica, muy petite, se paró a mi lado. En su aburrimiento comenzó a dar vueltas alrededor de mí, supongo que sin darse cuenta, pero yo enloquecí de ternura y me quise tirar al suelo. No lo hice porque soy adulta.

3- Ya dentro del vagón del metro voy mirando a las personas que se quedan fuera, y puedo ver a este señor va caminando, se detiene y saca su celular, se toma un selfie sonriendo, otro selfie, revisa la foto y guarda el teléfono y continúa. Me pareció simpático.


Creo que a veces me siento sola y por eso hago estas pendejadas de observar cosas y no pagar la tarjeta de crédito para que me marquen los del banco. A lo mejor me da pena admitir que la verdadera razón por la que estoy llorando es porque nunca me quisiste. Para evitar un berrinche innecesario voy a narrar otra cosa.

Durante el entrenamiento laboral que menciono, una compañera llegó furiosa y profundamente afectada porque otra persona con la que trabaja no hizo algo que debió haber hecho y que afectó directamente su desempeño (el de la compañera furiosa). El caso es que todos le dijeron que no se enojara porque no estaba dentro de su alcance solucionar esas cosas y que era culpa del sistema y ella muy seria y molesta dijo que no, que no había que confrormarse. Me puse a pensar que yo en su lugar hubiera ignorado a todos y hubiera hecho las cosas yo solita y ahí es cuando concluyo que me vale demasiado madres la vida. Por favor nunca me contraten para nada okay? A mí no me pagan por hacer lo que me gusta, me gusta lo que hago y me pagan pero no me pagan por hacer lo que me gusta porque al parecer lo que realmenteme gusta hacer es observar gente en el metro y pues podría ser policía del metro, eso sí que me gustaría.


Nada más yo me enamoro de las ventanas.

Sabes qué más odio? Common People de Pulp. Me encanta Pulp, pero no soporto esa canción y no sé por qué. Y también odio cómo sirven mojitos en algunos bares en esos frascos de donde ni siquiera puedes tomar bien, que estupidez.


3 comentarios:

Zarzoza dijo...

Las ventanas son la cosa mas divertida del mundo - después claro de lo que hay del otro lado-

A lo mejor con pulp te pasa lo que a mi. yo amaba pulp, pero luego por ejemplo escuchaba su música y luego no se, se la compartía a personas para tratar de expresar brevemente como me sentía en determinado momento. -babies- pero luego hubo como una invasión y la gente la seguía escuchando y era como un desmadre saber que todo se salía de control, y entonces era un desgaste saber que gente la escucha sin preocuparse por un vinculo. esta medio meh, pero digo hay musica para bailar, pero pulp es pa bailar y sufrir.

Nicolás Díaz dijo...

Los psicólogos también odian a los psicólogos. Apenas beben tres cervezas chismean las tristezas de los otros psicólogos.

"No me dejó dormir el letrero de Dormimundo" es una gran excusa y no deberías perder la oportunidad de usarla.

Magrathea. dijo...

Ay <3 cada vez que vengo me caes mejor y me dan ganas de cargarte.