vivo una estúpida felicidad no desde la primera vez que te besé, porque en ese momento me causaste problemas. ni desde la segunda o tercera o cuarta. según mis cuentas (y soy pésima contando), desde la vez número 578, mis domingos se han convertido en una especie de refugio en los que estoy completamente satistfecha con todo. el resto de la estúpida semana no podría estar a gusto con nada. ni con mi trabajo, ni con los muchachos, ni con los padres de familia, ni con la sociedad, ni con la comida, ni con los capítulos de las series que veo, ni con el libro que estoy leyendo, ni con la vida política del país, ni con las tardes, ni con mis siestas, ni con mis compañeros de trabajo, ni con nada de lo que se compone mi vida adulta entre semana. no encuentro la satisfacción en nada. no es un problema social pero cuenta igual porque es importante porque todavía no aprendo a despegarme de mí y ver las cosas desde fuera. ha de ser bien difícil ver las cosas desde fuera, yo siempre las he visto desde aquí y para adentro, mi cebrebro no da para más. no puedo comprender qué es lo que me falta o qué es lo que me duele (que en cualquier caso no me duele nada porque estoy completa o casi o estoy como en un estado estúpido de enamoramiento en el que no me doy cuenta de las cosas y en el que aún así todo se siente más real). alguna vez pensé que esto se iba a repetir un número considerable de veces, que me iba a decpecionar un montón y que nada iba a ser abosluto. y que con cada vez que se me rompiera el corazón (y que con cada vez que rompiera yo alguno) iba ligado forzosamente cierta cantidad de decepción que también llevaba a una tristeza irremediable de la cuál no iba a poder deshacerme nunca. como que la panza o el corazón (o el órgano que produce los sentimientos) se iba a ir desgastando cada vez que esto sucediera y que la próxima vez iba a llegar con el desencanto y el cinismo obligado de la edad, ya nunca iba a ser igual que la primera vez. las primeras veces sirven para arruinarlo todo y nunca son para siempre, o no deberían serlo. o seré yo, que mi especialidad es siempre arruinarlo todo. causar problemas sin querer, echar las cosas a perder, ser nociva cuando no lo pretendo y lastimar. es horrible ser persona. si yo pudiera elegir sería una roca o un pez o un perro porque ellos no tienen que trabajar los lunes, más que el perro de la película esa que se ganó el oscar. ¿será muy pesado para el perrito caminar en la alfombra roja haciendo acrobacias? siendo lindo sin duda y luciendo su corbatita y asistiendo a las after parties de sus colegas actores y conversando con ellos cuando ya están muy borrachos. todo eso ha de ser igual de aburrido que ir a trabajar los lunes (o no pero me consuela pensarlo) pero yo prefiero de todas formas tomar el camión todos los días y sobrevivir para llegar otra vez al domingo. voy a explotar un día. pero también puedo pensar que un día voy a estar haciendo lo que quiero hacer, sea lo que sea porque todavía no lo sé. vamos a ciegas pero eso no importa, y puede que nos deseseperemos pero eso tampoco importa porque los domingos siempre llegan, y siempre que sean contigo o con la posibilidad de ti y de cervezas (o la resaca de ellas) nada puede estar tan mal. es muy romántico pensar que las cosas van a estar así para siempre, que podemos vivir día a día o que el futuro no existe. si el futuro existiera, en este momento no querría vivir en él porque esto es mejor que nada. incluso mi total insatisfacción con las cosas, con el hecho de extrañarte. porque extrañarte es la probabilidad de estar contigo. vaya que tiene uno que ser pendejo para decir todo esto, pero yo siempre he defendido mi estupidez. la verdad no tengo muchas otras cosas que defender. quién sabe, el amor, la justicia, tu manía por limpiar la mesa después de comer, tus ojos negros y varias sonrisas. el hecho de que no podamos avanzar más de tres cuadras sin detenernos para besarnos. ¿pero quién quiere avanzar muchas cuadras sin detenerse de vez en cuándo para cualquier cosa? qué aburrido. ¡qué tonto! que tonta yo. podría borrar todo esto pero la verdad me tardé tres días en escribirlo aunque la verdad me tardé toda la tarde de este domingo y qué flojera. considera los incaíbles que dejé en tu casa como señal de que puedes vivir en mi cintura siempre y cuando por supuesto ésta exista y yo no suba demasiado de peso y tú sigas queriendo ser parte y todo así bien bonito e inserte poema de amor con pedazos de pizza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario