I.
Hoy amanecí con una rajada en la
panza idéntica a la cicatriz de la cesárea de mi madre. Es gruesa y no duele
nada. Simplemente estaba ahí. Tampoco me siento distinta, como si hubiera
parido algo, cualquier cosa, porque supongo que cuando pares algo tienes que
sentirte distinto o distinta; sí, así. Ciertamente tampoco me siento igual. Hay
un ligero cambio pero no logro distinguir muy bien qué o en
donde o tal vez me lo estoy imaginando. Lo que no me estoy imaginando es la
rajada en la panza. La descubrí a las cinco de la mañana y la revisé hace unos
minutos y sigue ahí, como si siempre hubiera estado (tal vez así ha sido pero
la olvidé). La verdad nunca me había sucedido, quiero decir, suelo recordar la
mayoría de mis cicatrices, supongo que es hora de hacer inventario.
II.
La curiosidad podría llevarme
directito al precipicio, if you know
what i mean. Las cosas están dando muchas vueltas pero a la vez están tan
estáticas, como si mi ansiedad estuviera de vacaciones y me haya dejado
idiotizada, porque yo sin ansiedad parezco más bien idiota, y no es que con
ella sea inteligente pero por lo menos parece que estoy poniendo atención a mi
alrededor o que me interesa, mínimo. Estaba pensando que por lo menos tres de
cuatro personas que conozco sufren ataques de ansiedad. Yo aprendí a canalizar
la mía rascándome la cabeza hasta que me sale sangre y desde entonces no soy
una mejor persona ni nada pero por lo menos estoy más tranquila y esas pequeñas
heriditas me sirven como recordatorio de que (todavía) estoy viva.
III.
A lo mejor parí mi tristeza, una bolita babosa de miedos y pendejadas.
3 comentarios:
A lo mejor eres un fantasma.
A lo mejor se te subió el muerto, como a Julito C.
A lo mejor también vienes del futuro.
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