13 de noviembre de 2012

inventario





I.
Hoy amanecí con una rajada en la panza idéntica a la cicatriz de la cesárea de mi madre. Es gruesa y no duele nada. Simplemente estaba ahí. Tampoco me siento distinta, como si hubiera parido algo, cualquier cosa, porque supongo que cuando pares algo tienes que sentirte distinto o distinta; sí, así. Ciertamente tampoco me siento igual. Hay un ligero cambio pero no logro distinguir muy bien qué o en donde o tal vez me lo estoy imaginando. Lo que no me estoy imaginando es la rajada en la panza. La descubrí a las cinco de la mañana y la revisé hace unos minutos y sigue ahí, como si siempre hubiera estado (tal vez así ha sido pero la olvidé). La verdad nunca me había sucedido, quiero decir, suelo recordar la mayoría de mis cicatrices, supongo que es hora de hacer inventario.

II.
La curiosidad podría llevarme directito al precipicio, if you  know what i mean. Las cosas están dando muchas vueltas pero a la vez están tan estáticas, como si mi ansiedad estuviera de vacaciones y me haya dejado idiotizada, porque yo sin ansiedad parezco más bien idiota, y no es que con ella sea inteligente pero por lo menos parece que estoy poniendo atención a mi alrededor o que me interesa, mínimo. Estaba pensando que por lo menos tres de cuatro personas que conozco sufren ataques de ansiedad. Yo aprendí a canalizar la mía rascándome la cabeza hasta que me sale sangre y desde entonces no soy una mejor persona ni nada pero por lo menos estoy más tranquila y esas pequeñas heriditas me sirven como recordatorio de que (todavía) estoy viva.

III.
A lo mejor parí mi tristeza, una bolita babosa de miedos y pendejadas.



3 comentarios:

Alejandra Arévalo dijo...

A lo mejor eres un fantasma.

Arturo Contreras dijo...

A lo mejor se te subió el muerto, como a Julito C.

Magrathea. dijo...

A lo mejor también vienes del futuro.