Siempre me he imaginado que el lenguaje adentro de mi cabeza es como un embudo y todas las palabras están ahí flotando, entonces cuando quiero decir algo las palabras tienen que pasar ordenadas por el embudo pero como son muchas palabras y no siempre van ordenadas, se atoran.
Entonces pues por eso no hablo mucho. Porque todo adentro de mi cabeza está revuelto y desordenado y nunca puedo estructurar algo que tenga mucho sentido o coherencia. De esta manera explico el hecho de que estoy bien mensa.
II.
Despedirse en la puerta y al alejarse sentir que te arrancan un pedazo. Darse besos al despertar. ¡Qué rápido se acostumbra uno a lo bueno!
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