5 de junio de 2019

camarones

no sé cómo contar lo que quiero contar así que sólo haré una narración de los hechos.

1.

el fin de semana salí con L y S. quedamos de vernos en bellas artes a las 3 pero me salí de la casa al mediodía porque ya no soportaba estar sola ni un minuto más. primero llegué a un café cercano a la casa. okay no era un café era un starbucks, maldito capitalismo, pero tenían sillones y la neta el té chai más rico que he probado así que me metí ahí y me puse a leer hasta que fue una hora decente de tomar el metro para no llegar tan temprano como la histérica que soy. en el metro me pude sentar porque había pocas personas. llegué temprano de todas formas. me salí en metro hidalgo y crucé la alameda porque había quedado de verlas afuera de metro bellas artes porque me gusta el romanticismo de la entrada de ese metro. a mitad de la alameda tomé una foto:


como todavía faltaban 30 minutos para que llegaran (más lo tarde que se les hiciera, que no fue mucho) me senté en la barda debajo de un árbol a leer. durante la espera comenzó a llover un poco. L y S llegaron, me mandaron mensaje y nos encontramos. yo pensé que íbamos a comer pero ellas ya habían comido así que de inmediato fue decidido que iríamos al café de la torre latino. para nuestra suerte el café no estaba lleno y nos pudimos sentar en la terraza sin problemas. hablamos de cosas que hablan las amigas después de no verse un tiempo (ellas se ven todos los días así que más bien fui yo la que tuvo que ponerse al corriente). L y S llevan un año y poco menos de haberse venido a vivir a la ciudad de méxico, así que entiendo perfecto que estén pasando por lo que M y yo pasamos al llegar aquí. la capital las está consumiendo, están tristes y no saben por qué, están tristes y sí saben por qué pero no lo entienden. tienen todo lo que quieren pero no lo que necesitan. se sienten solas cuando están rodeadas de personas y no les gusta estar solas en casa porque no lo pueden llamar hogar y eso les carcome el alma. es muy chistoso porque ellas han vivido en muchos lugares del mundo y viajan muchísimo, así que no son ajenas a ese aislamiento foráneo, sin embargo, aquí sienten la caída en espiral. siempre trato de explicar ese sentimiento a quienes son de aquí porque la pregunta obligatoria para alguien en mi situación es ¿qué estás haciendo aquí? y la respuesta por default es: no lo sé. me estoy muriendo. viendo su situación, adivino que es algo característico de la cdmx que tal vez no se sienta en otras partes del mundo. esa sensación de sentirse solo aunque tienes todas las tortas de tamal a tu alcance. la violencia con la que este lugar te arrastra fuera de tu cama hacia la calle y luego te escupe fuera del metro sin darte oportunidad de reagruparte. han sido cinco años para mí y apenas puedo sentir familiaridad con lo cotidiano, nunca hartazgo. me encanta esa sacudida violenta. me gusta esa soledad sucia y fría. a fuerza de coraje, la he hecho mi casa. S planea irse más lejos. L también, no tan pronto como S pero lo hará. yo no me iré. su destino es ser felices y el mío es ser devorada por las ratas-perro. a L la conozco desde hace diez años. un día en la plaza del unicornio de la facultad de filosofía y letras de la universidad autónoma de nuevo león, después de tomar una clase fastidiosa, dijimos que nos encontraríamos así. yo dije que viviría en esta ciudad y ella dijo que recorrería el mundo. presiento que en el fondo creíamos que más bien nos casaríamos un poco después de terminar la carrera y seríamos señoras de cumbres (porque no éramos tan ambiciosas como para ser señoras de san pedro porque aceptábamos nuestra clase media, quizá). pero eso es un temor que quedó borrado, nunca jamás. diez años después, estamos en la torre latino tomando mi segundo té chai del día y comiendo pastel de zanahoria. a S la conocí cuando L ya estaba aquí. S es genial, inteligente, divertida, sensata, valiente y generosa. en su pequeño acuerdo S cuida a L porque L es una persona que necesita mucho amor y S es una persona que tiene mucho amor que dar. pero también L la cuida a ella. son muy buenas amigas y se quieren. me da un poco de envidia pensar en que se tienen la una a la otra. pienso en M y en K y me pone nostálgica. porque yo no tengo mucho amor para dar y soy medio rara, huraña y mala onda pero cuido a mis personas en mi propia manera. tampoco soy muy buena dejándome cuidar pero lo necesito. hablamos de como la gente no se quiere mover, irse. no entendíamos esa terquedad de no irse nunca. entiendo, un poco insensible de nuestra parte. yo, con mi contrariedad porque está claro que me voy a quedar. tal vez soy de las que se quedan. pero la realidad, y esto es una confesión, es que siempre encuentro una manera de irme. ya nos habíamos terminado el pastel cuando comenzó a llover un fuerte, esa fue una señal clara para irnos.





2.

eran las cinco y alguien propuso mezcales, pero primero tendríamos que esperar a que dejara de llover. fuimos al miniso a ver chucherías mientras esperábamos. en el momento indicado, salimos a caminar por las calles del centro. fue decidido que iríamos a un lugar en la roma que a L le gustaba en donde tocaban jazz. entramos al metro y hablé un poco de una bolita que me había salido en el ojo. no me duele pero me preocupa porque está muy roja. por lo general me vale madres las cosas que me salen en el cuerpo o del cuerpo porque me quiero tan poquito que me da igual si me mata, pero esto me preocupó porque recordé que una vez a M le habían salido bolitas similares y tuvieron que operarle el ojito. y sí me quiero morir pero me da mucho miedo que me operen. llegamos al metro niños héroes y caminamos en realidad muy poco para llegar al bar, nos dijeron que abrían a las 10 de la noche. fue un acuerdo absoluto que a esa hora ya queríamos estar durmiendo de borrachas en nuestras respectivas camas así que nos fuimos a cualquier otro lado. encontramos una mezcalería que tenía una piedra enorme como mesa, fresita porque es la roma, pero muy bonito. de entrada pedimos el mezcal y una cerveza. hablamos de amores y desamores. todas estamos en desamor por exceso de amor, no con el corazón roto pero sí muy revuelto. a esta edad ya no podemos tener el corazón roto, no es un lujo que podamos darnos. nos podemos dar el lujo de romper muchos corazones pero no lo hacemos por mala onda, creo. L me contó que está yendo con una psicóloga porque está deprimida y llora todos los días y no es normal ni está bien llorar todos los días. ¿no está bien?, pensé, reprimiendo mi comentario de que lloro todos los días en el camión y en el metro. a lo mejor sí no está bien. a lo mejor sí no estoy bien y debo conseguir alguien que me ayude con eso. hace poco tuve una conversación telefónica con E y me dijo que alguien le había dicho que me veía mal como si en cualquier momento me fuera a aventar de un puente, o por lo menos eso entendí. me causó gracia porque efectivamente en cualquier momento me puedo tirar de un puente pero no pensé que fuera tan obvio ni que me viera tan mal. según yo, estoy bien. el otro día tuve un ataque de ansiedad en el metro y cuando le platiqué a A me preguntó ¿qué crees que lo haya provocado? y le contesté que no sabía, que pensé que estaba bien. pienso que estoy bien, pero al parecer no. de hecho estoy bien, me siento bien, pero todos los días lloro en el camión. ¿eso no está bien? estoy confundida. (es broma, estoy bien). L y yo discutimos por lo del lenguaje inclusivo y S fue intermediaria y pedimos otras tres cervezas. cuando llegamos, el lugar estaba vacío pero al momento de irnos, ya se había llenado y había un tipo sentado a lado un poquito borracho preguntando que si queríamos de su guacamole, pero le dijimos que no. yo conté lo que había pasado el otro día, porque era lo único que tenía para contar y se lo tenía que contar a alguien que no me fuera a juzgar. no a D, no a E, no a A. alguien que no se fuera a enojar conmigo. les platiqué lo del otro día y cómo me había sentido muy mal, y cómo no recordaba algunas partes no sé si a propósito, y cómo yo quería sentirme bien pero otra vez había llorado, y cómo no sentí pena pero sí sentí culpa. yo sabía, y sé, que todos los involucrados iban a estar bien. no le hice nada malo a nadie. me enojé más por volver a traicionarme a mí porque digo que ya no voy a hacer cosas pero ahí voy a cometer pendejadas porque soy una pendeja. y entonces ya. con tres cervezas y un mezcal encima, me di cuenta de que mi único error ha sido no ser más honesta conmigo y no tomar decisiones en vez de tequila. ya que me lleve la chingada, por favor.




3.

nos fumamos unos cigarros afuera mientras hablamos de nuestros papás. o ya no sé cómo estuvo la cosa. las dejé en metro insurgentes y llegué a comer unas quesadillas. me sentí bien. me gusta salir con ellas porque no tienen ese chip de autodestrucción que me cargo, razón por la cual ellas no se van a quedar en un lugar que las hace infelices. siempre que salgo, termino en algún lugar raro a las 4 am. todos estamos deprimidos pero no todos son tan decadentes. sentir mi cama y sentirte en ella me calma. ya ven, ya llega.




No hay comentarios: