29 de noviembre de 2015

la asturias




ni modo, a uno le toca apendejarse aunque sea una vez en la vida. la cosa es que no podemos ser inteligentes todo el tiempo porque no está en nuestra naturaleza. otras personas más evolucionadas, como yo, somos idiotas siempre. 

algo cambió ayer. la rutina se asentó de una sola vez, de manera permanente, supongo. vimos el box y me quedé dormida en su panza, como el felino que soy. siempre he dicho que soy un gato, aunque los odio. tengo la teoría de que las personas que aman los perros (dog people) son ellos mismos unos gatos, y que las personas que aman los gatos (cat people) son en realidad perros. los dog people son personas-gato porque son tan egoístas y chiflados e independientes y valemadres que necesitan de los perritos para que los mimen y anden detrás de ellos y celebren su presencia: por eso también creo que que las personas-gato (aquellos que son dog people porque aman a los perros) siempre se juntan con personas-perro (aquellos que aman a los gatos) cuya personalidad es tierna y leal y boba y dependiente pero siempre dulce, no saben estar solos y probablemente persigan su propia cola. entonces yo soy una persona-gato porque amo los perros y soy bien malilla y valemadres y me quedo dormida en su panza, arañándola con mis patas.

el día en que dejes de quererme me voy a poner muy triste. tal vez ni siquiera me enoje, entenderé que es culpa mía. de hecho no tendré a nadie con quien discutir el hecho de que estaré heartbroken porque todos me dirán i told you so y yo odiaré eso pero tendrán razón. entonces no tendré con quien discutir mi corazón roto, el hecho de que nos dejamos de querer. tendré que guardarme mi tristeza, tendré que hacerla privada, tendré que llorar en mi casa o en el camión cuando voy sola. estaré bien en los momentos en los que esté rodeada de personas realizando alguna actividad productiva pero en el momento en el que me quede sola y tenga tiempo de pensar me desharé en llanto.

no sé por qué se me ocurrió lo anterior. debe ser la enorme nube gris que me vengo cargando desde hace algunos meses (en la que, por cierto, tú eras el único rayito de sol ocasional que se asomaba) debe ser que ayer sentí una mentira por omisión y me dolió profundamente aunque no haya podido comprobarla. también sentí que la rutina se asentó de una sola vez, de manera permanente.me gustan las rutinas, me ordenan, me hacen sentir en control. de una relación de pareja lo que quiero es la rutina que establecen dos personas, el despedirse en la puerta, el box los sábados en la noche. pero es un camino peligroso porque lo he tenido antes y resulta que puede llevar al desgane y la abulia y eso es bastante deprimente. depresivo. entonces me ando aquí en la línea que separa la rutina del hartazgo.

no es tan fácil como parace, o al menos no para mí. nunca he sabido mantener el balance de una vida saludable. siempre ando haciendo pendejadas, cayendo pozos de los cuales luego para salir tengo que gastar mucho dinero. ¿está bien dicho?



No hay comentarios: