4 de agosto de 2014

cuatro caminos





tengo el estómago en la garganta, el corazón en los pies y la cabeza quiénsabe dónde. hoy me desperté y nada era realmente distinto, excepto que sí. salí a la calle y quise morir pues todo parecía ordinario, como si por fin hubiese despertado de un sueño. la realidad, más cabrona que nunca, vino a echarme a la cara todos mis errores. errores? nosotros no cometemos errores, sólo cambiamos de opinión. caminando al metro sentía que arrastraba mi alma, apenas pudiendo con ella, y cuando llegué el transporte público nos recibe con muerte.

esta transición (suponiendo que lo sea) es más difícil que  las anteriores porque no es un cambio que llegue de golpe sino que es la continuidad de todas las cosas. es un arrastrar los pies, un respirarle en la nuca, un no me olvides. un dolor bien leve en el pecho, tos crónica. el deslizarte al andar, tiempo-perro. no digo que nos vayamos a morir pero eso es peor.

no te creas, no es peor. no te olvido. no me voy. no te alcanzo. no te veo. no estoy.




1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno, realmente es así como me siento. Increíble =P