15 de enero de 2010

mal


Esto le va a parecer gracioso: No sé por qué siempre que cuelgo el teléfono me dan ganas de llorar. Y siempre que leo ciertos blogs me siento como derrotada. Pero no es por los blogs y ni siquiera por lo que está escrito en ellos, sino por las situaciones a las que tengo que enfrentarme para poder leerlos. No creo que sepa que me hizo mucho daño alguna vez, no creo que se acuerde. Yo mejor me olvidé de todo eso porque ya no se me permite ser tan adolescente como antes (es por la edad). Pero me parece injusto que me toque ser la adulta si ni siquiera me sale, ya lo está usted viendo. Es un poco injusto. Me siento una perdedora, ya no quiero ser yo. Quiero ser ella. Y ella y ella y él. Que mis elecciones sean en su mayor parte mujeres es porque conozco pocos hombres que me parezcan honorables como para querer ser ellos. Creo que siempre quise que me hablaran de amor sin rastro de ironía. La ironía está bien y es divertida cuando se utiliza con elegancia. Cualquier abuso es ridiculez. Es como ser irónico acerca de la ironía. Y pues me hace sentir mal.

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