de ti para mí, segunda parte

El texto que yo no escribí, que escribió alguien que no conozco y que no me conoce, lo escribiste tú para mí en un futuro lejano que ni siquiera te imaginas y que muy probablemente ni deseas. Y es triste porque yo ya lo leí y me hizo llorar un poco porque eso es lo que yo sí quiero. Lo que quiero que me digas y me prometas. Es lo que deseo. Pero no son las cosas que deseo ahora. Es algo que deseo o muy en el fondo de mi cabeza o en un futuro muy lejano por cosas que todavía no pasan. Pero alguna vez en el pasado, hace algunos meses, la primera vez que leí el mencionado texto, me sentí muy segura de querer eso. Con todo y la amargura (tu amargura) me pareció que mostraba un poco de resignación dulce, sin estar totalmente realizado sonabas contento, tranquilo, con todo y la amargura. Y pues para mí es como cuando veo en un Vips a una pareja de señores viejitos compartiendo un pastel y el señor trae una boina y la señora usa joyas y maquillaje y se ven tiernos compartiendo un pastel. Entonces pienso, seguramente se casaron por compromiso o aburrimiento más que por amor y hubo varios años en los que se odiaron y sus hijos ya no los visitan porque están demasiado ocupados y él jamás pudo ser médico cirujano porque para mantener a su familia tuvo que quedarse con un trabajo de burócrata y ella nunca pudo ser bailarina porque fue madre demasiado rápido pero aquí están ahora, compartiendo un pastel y contándose cosas que vieron en las noticias porque después de tantos años ¿de qué otra cosa pueden hablar?. Seguramente tienen sueños que nunca cumplieron y ahora es demasiado tarde para cualquier cosa, incluso separarse e intentar ser felices, lo que sea que eso signifique, y claro que hubo buenos momentos y momentos de orgullo pero ahora se sienten efímeros y es extraño recordarlos y por lo mismo se sienten un poco insatisfechos con todo. Sin embargo, pensarán ellos o pensaré yo que los observo, que todo ha valido la pena sólo por esa imagen de estar ellos dos esa tarde que decidieron salir a pasear para ir a comer un pastel que ahora comparten; eso digo yo, que todo vale la pena por ese pastel que está ahí y que se ve muy rico y que es otro de esos buenos momentos que te hacen sentir que todo ha valido la pena y eso los pone contentos pero a la vez un poco tristes porque todo tiene que valer la pena de algún modo u otro. Yo que los observo pienso todo esto y pienso que quiero estar en su lugar algún día, que quiero eso, ser viejita y compartir un pastel o ser viejitos e ir al cine. Y pienso que haría todo lo necesario para llegar a ese momento preciso porque eso es lo que me va a hacer feliz o esa sería mi meta en la vida porque a mí lo que me hace feliz son esos pequeños detalles, y bueno eso es bastante bastante imbécil.