Creo que soy consecuencia de las cosas que me gustan. Quiero decir, que lo que me define (si eso se puede y yo creo que al fin de cuentas sí se puede) no es "mi condición de mujer" ni mi estado civil ni mi predisposición genética a la diabetes. Es más, que significa eso, "condición de mujer". Suena a enfermedad. Todas mis tías y mi madre insisten en el concepto y aunque creo que ellas saben más de ser mujeres que yo, no sé que tan real y que tan importante sea. No es que no me importe ser mujer sino que, ¿qué importa? Quiero decir que lo que más me define son las cosas que me gustan, y en cualquier caso, las que no me gustan. Es que tiendo a ponerme poética, no sé si me explique.
Me parece que hubo una época en la que me guardaba todo lo que me gustaba, no porque no quisiera compartirlo sino porque a nadie más le interesaba, y creo que me acostumbré. Y creo que las cosas bonitas eran como para guardarse en una caja, por ejemplo, ¿a quién le voy a mostrar ese libro si a nadie le va a gustar tanto como a mí? Le tengo miedo al rechazo entre otras cosas. O mi anécdota del atún, ¿quién va a entender lo delicioso de ese momento más que yo? Supongo que no tengo esa habilidad de transmitir sentimientos y experiencias y todo me resulta como que no me entienden. Pero no es su culpa.
Por eso tampoco me parece gran cosa que nadie comparta mi entusiasmo por esto o aquello; creo que a todos les pasa, creo que todos somos pobrecitos, nada más que algunos son más contagiosos que otros y otros son más contagiables. Pero me gustaría, sólo digo, que entendieran mi anécdota del atún, me haría sentir menos sola. Aunque no es tan malo, supongo que está bien.
2 comentarios:
Yo sí le entendí a lo del atún. Y a muchas cosas más. Y ya, sólo quería que lo supieras.
:)
Publicar un comentario