23 de junio de 2015

bigmouth






I. mamá.


cuando mi mamá se jubiló nosotros, sus hijos, ya estábamos en la facultad. sin hijos que cuidar y sin estudiantes que educar y sin padres de familia que soportar, mamá se dedicó a sí misma. recuerdo una vez que hubo una conferencia de una feminista, no recuerdo quién y no recuerdo el tema, en la facultad de filosofía y letras (donde yo estudiaba en aquel entonces) mamá lo vio en el periódico y decidió asistir. yo tenía esa hora libre y acordamos ir juntas. me sentí contentísima, como cuando tus papás van a verte al festival de la escuela, pero también recuerdo sentirme muy orgullosa de ella porque hasta ese año, mamá se había dedicado a trabajar para sus estudiantes y a cuidar a su familia, lo cual me parecía perfecto pues me encantaba que hubiera quién me hiciera de comer todos los días y quién lavara mi ropa y los trastes. si embargo, nunca la vi hacer algo para ella, algo que ella disfrutara, algo que no fuera su obligación; y hasta ese momento me di cuenta de que no tenía idea de quién era mi mamá, no sabía cuáles eran sus intereses o pasatiempos o pasiones. la había tratado como mamá toda mi vida, pero nunca había sido una persona. yo estaba sorprendida. después de eso todo el proceso se trató de ir descubriendo a mi mamá poco a poquito. tal vez, incluso, ella misma se estaba descubriendo también, o algo así. 

cuando estaba chiquita nunca quise ser como mamá. me encantaba lo que hacía pero jamás dije quiero ser mamá y maestra y vivir así. de hecho yo no quería ser maestra en lo absoluto. y todavía no quiero ser mamá. pero ahora veo a mi mamá y quiero ser exactamente como ella cuando tenga su edad: contenta, plena, tal vez con algunos remordimientos pero con todos sus objetivos completados, ya no tiene que hacerle de comer a nadie ni ir a dejar a nadie a la escuela ni nada, es profesionalmente exitosa, si quiere se mete a estudiar belleza y si se le pega la gana se va de viaje a la playa o al d.f., económicamente estable, lista, independiente, guapísima y con estilo. o sea mi mamá es meryl streep, hagan de cuenta. 

tal vez todavía no sé quién quiero ser ahorita pero quiero ser como mi mamá a los 50.








II. papá.


todos queremos hacer de nuestros abuelos los portadores de la verdad absoluta, sabios místicos. mi experiencia con mis abuelos no fue exactamente esa. todos mis abuelos fueron increíbles, los mejores, pero nunca se sentaron conmigo a darme lecciones ni a guiarme por la vida ni fueron cómplices de mis travesuras, pero eso fue porque tenían un chorro de nietos, like, muchos muchos nietos y no podían darnos atención individual a cada uno. nosotros, los nietos, teníamos que ser más listos y aprender todo lo que pudiéramos de ellos.

mi abuelito esteban fue así. aprendí muchas cosas de él. él me enseñó a contar moneditas y dar y pedir el cambio correcto cuando compraba cosas y a él le aprendí la perseverancia y el valor del trabajo (los alvarado son bien workoholic). una vez en la vida mi abuelito esteban se sentó conmigo y me dijo muy serio y en tono solemne una lección de vida: los hijos siempre deben ser mejores que los papás. nunca se me va a olvidar. yo tenía como nueve años y me asusté muchísimo porque entonces mi papá representaba un reto muy grande. 

papá es inteligente, listo, trabajador. y es, like, importante. papá es un hombre importante. y ha hecho mucho por la sociedad y hay veces que la gente nos detiene en la calle y nos felicita porque papá es un hombre ejemplar. podría, pero no voy a presumir por qué. el caso es que yo tenía que ser o hacer más que eso y todo eso es mucho para una niña de nueve años y por supuesto lo único que pude hacer fue abrumarme y atemorizarme. papá era mi héroe. él me formó. yo era él.

después me di cuenta de que no era perfecto, no es un héroe. no es ejemplar, pero es algo mucho mejor. era humano, podía ser mi amigo. era como yo, imperfecto. y fue algo que se sintió muy bien porque entonces yo tampoco tenía que ser perfecta (y vaya que me lo tomé en serio). y no, no tengo que ser mejor que él. supongo que ni siquiera estamos compitiendo, supongo que podemos ser personas que se quieren y ya.

y ahora somos eso. somos iguales.





III. 

esto es culpa de mis papás. el hecho de que no puedo expresarme honestamente y que tenga que ser una cínica la mayor parte del tiempo, sí, es su culpa. el que tenga pésimo manejo de mis emociones, bueno, eso puede que no lo haya aprendido muy bien en el kinder y si quieren culpamos al sistema educativo y a algunos novios, pero no. creo que soy yo. la que está mal soy yo.

sin embargo, mi capacidad de admitir mis propios errores y defectos, eso también es culpa de mis papás. y aquí sí me voy a adjudicar también un poco de crédito. claro que con esto viene la habilidad de tratar de corregir. corregir.

mi vida es un borrador, un ensayo. un día voy a ser mejor. pero todavía no espérenme tantito.







No hay comentarios: