1 de diciembre de 2014

tacuba




uno.

me levanto victoriosa porque he conquistado este dudoso territorio mejor conocido como mi conciencia.





dos.

es el tercer día que al despertar te veo a mi lado. tienes tus garras dobladas en señal de tregua y respiras despacio por la nariz. tus ojos están todavía cerrados. tu piel está bronceada y es suave y me gusta la manera en la que la luz te pega en la cara y se desintegra toda. haces que todo se vea así: 
recuerdo que miramos pasar las luces de los coches en el techo de mi cuarto. un tanto poético. te escucho, me cuentas historias de miedo: el futuro. cuentos de hadas: el presente. tragicomedias: el pasado. cada vez que te vas te ruego en mi mente que te quedes pero no me oyes. luego te extraño mucho y quiero morirme y ya.


tres.

finges no escucharme
pero ya no te hablo con palabras,
te hablo con silencios.
todavía me falta encontrarme.
lo siento.
te quiero explicar que los hubieras no existen.
me puedes decir "me hubieras hablado antes"
tanto así como yo podría decirte
"hubieras nacido después"
y es algo que ya me ha pasado
eso de confundir los modos
indicativo/subjuntivo
los deseos y las realidades 
o al revés.
me prometí no volver a arrepentirme de nada
porque ya he visto la muerte
y me dijo, también con silencios, 
que estamos hechos de papel china.
hazme bolita, le dije.
tú, sin embargo, eres algo distinto.
estás hecho de papel celofán amarillo
a través del cual miro el sol.
hablas de monstruos que no son mis monstruos
hablas de espacios que no son mi cama
haces figuras que no tienen nada que ver con nada de lo que haya visto hasta ahora.
sí,
la respuesta a tu pregunta es sí.
y la respuesta a tu segunda pregunta es no.
y la respuesta a tu tercera pregunta es sí, pero rojo.



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