25 de julio de 2014

lindavista





uno siempre se tiene que enamorar de un patán. pero no creo que esas personas sean patanes en sí mismas, siempre, sino que la interacción con cierto tipo de individuos las hace ser patanes. quiero decir, como una reacción química: cuando un patan potencial se junta con un pendejo declarado, la patanería del primero se desata hasta límites insospechados, pero si se junta con otro patan, su patanería se neutraliza, de alguna manera u otra. el ex en el que estoy pensando era uno de esos patanes, pero se mantuvo a raya considerando lo pendeja que puedo llegar a ser.

el caso es que uno no escoge a quién amar y la gente se enamora verdaderamente por pendeja. no hay razones ni explicaciones y vale madres todo. ése es el enamoramiento más bonito y propio, cuando sabes que ya valiste madres, igual es el que menos dura. 

de nuevo, uno no escoge a quién amar, lo cual es un poco diferente a estar enamorado, o mucho, porque para empezar ya no tienes que preocuparte por valer madres porque el sistema de valores ha cambiado para este punto y ya no tienes nada que perder y tampoco qué ganar, simplemente no estás compitiendo por nada. me estresan las personas que ven todo en la vida como si fuera una competencia. por qué no pueden ver que estamos pisteando tranqui.

ya no recuerdo lo que es ser niño. hasta hace algunos años lo recordaba perfectamente: el ignorar la existencia de los adultos pero exigirla en todo momento, el aburrimiento general y las eternas cuatro de la tarde, la anticipación y la decepción ante los sucesos, el procesos de crecer, el desencanto. tuve una infancia feliz, pero ya no recuerdo lo que es ser niño. recuerdo, sin embargo, mi primer amor: el capitán garfio de peter pan. ni me pregunten por qué y no se atrevan a analizarme.

uno no escoge a quién amar. a veces te toca, como las personas con las que obligadamente convives a diario. es muy bueno amar a la familia. otras veces no hay explicaciones lógicas nomás pero sabes que estás hecho para estar en ese sillón, en esa mesa de cantina, en ese clóset, dedicándole tiempo a una actividad que ya de plano la haces sin esperar nada a cambio, sólo porque sí. y se ama sólo porque sí y si tienes suerte como yo tengo suerte te aman de vuelta y si no nunca fue tuyo, no pasa del corredor y del cielo te caen las hojas, cate de mi corazón.






1 comentario:

Anónimo dijo...

Jajaja es como si alguien estuviera leyendo mi cabeza y pudiera plasmar en palabras esos sentimientos que hay en mi