16 de septiembre de 2010

estancia





Lo primero que pienso cada vez que me entero de la muerte de alguien es en la posibilidad de que sea mentira, de que esté escuchando mal, de que sea una broma cruel o parte de un sueño que se terminará pronto para volver a la realidad dónde todo está bien porque nada cambia. Es una negación que me ayuda a asimilarlo. Así funciona mi mente todo el tiempo, así sobrevivimos: con pequeños engaños.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

http://4.bp.blogspot.com/_xoXgAppbRvc/TEOgZD2-OxI/AAAAAAAAAIg/yc8_WC7QI9c/web3.jpg

Anónimo dijo...

no es un virus lo de arriba