Tuve que despertarme ridículamente temprano para ir al médico, pero ¿qué es lo primero que me encuentro al salir de mi casa?:
¡Perrito! Nadie sabe de dónde es, pero debe tener dueño porque traía un pañuelo amarrado al cuello, aunque ninguna plaquita ni nada. La vecina le puso Barbacoa, y yo lo respeté porque ella lo encontró primero. Es un perrito muy bonito que se va con cualquiera que le de cariño o comida. Estuvimos jugando un ratito afuera y tomamos una siesta en la banqueta. Y pues creo que se va a quedar con los vecinos hasta que alguien venga a buscarlo.
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