Las muchachas con el cabello chino siempre me han dado envidia, celos, desconfianza, y cosas parecidas. Las siento como una amenaza, como medusas. No las soporto. Les tengo miedo.
En estos tiempos todo suele venirse abajo pero al mismo tiempo tratamos de estar mejor. No es tanto optimismo como resignación al bienestar. Que mala soy, pero siempre he pensado que los problemas de todos se solucionarían si empezaran por aceptar que están equivocados.
No hay mucho que pueda hacer por mis propios miedos. Si te pierdes me puedes decir, yo siempre sé dónde encontrarte.
1 comentario:
Me voy a tatuar la última frase.
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